Tres abogados, tres jueces y una fiscal coincidieron ayer en afirmar,
por separados, que el adulto que toca o roza los genitales de un menor
de edad, con o sin violencia, comete una agresión sexual contra el niño y
se expone a recibir condena de hasta 10 años de cárcel.
Indican
que cuando se trata de un familiar, la situación se agrava, lo mismo
que cuando es un profesor, debido a que se convierte en una abuso por
parte de alguien con autoridad.
Los magistrados pidieron el
anonimato de sus nombres. Un juez de atención permanente sostuvo que son
los allegados quienes más cometen este tipo de delito contra menores de
nueve años.
Expresó que se trata de una aberración condenada.
Dijo que el Código Penal especifica cómo castigar la infracción. El
veterano juez dijo que es casi una enfermedad la relación entre adultos y
menores.
Recordó que emperadores romanos eran acusados de usar
niños para que les succionaran o chuparan el pene, y de Alejandro Magno
se decía que tenía relaciones sexuales con jóvenes hermosos.
En
tanto, una jueza de primera instancia dijo que cualquier acto de
naturaleza sexual contra un menor de edad -sin penetración- es una
agresión sexual, que puede implicar pena de cinco a diez años.
Si
el acto es violación y lo comete un pariente, merece hasta 20 años de
prisión. Manifestó que es la madre la que acostumbra a presentar la
denuncia. El toque de los órganos sexuales de un menor suele dejar
huellas, como adosamiento de las membranas, irritaciones.
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